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Por qué la familia propietaria no usa su protocolo familiar

 
 

Tarde o temprano, en el camino de la evolución de una empresa familiar, la familia propietaria se encuentra con la oportunidad de redactar un protocolo familiar. Un conjunto de normas o cláusulas que regulará su relación con la empresa o la actividad económica principal. Si el proyecto de redacción se logra completar, la familia propietaria tendrá en sus manos un manual de gestión de su patrimonio, lo que les permitirá llevar a cabo, entre otras cosas, la transición del proyecto empresarial a manos de la siguiente generación, o al menos esa suele ser la motivación inicial. 

 

El protocolo familiar es un conjunto de normas o cláusulas que regulará la relación de la familia empresaria con la empresa o la actividad económica principal.

 
 

La redacción del protocolo familiar es un proceso complejo en cuyo recorrido es factible que surjan situaciones que impidan llevar a buen puerto la finalización de este documento o peor aún, que se difiera indefinidamente la firma de su borrador final.

Esta complejidad también puede afectar la etapa posterior a su redacción, ya que luego de haber transitado por el camino anteriormente descrito, es posible que surjan algunas interrogantes, tales como ¿qué ocurre cuando nada ocurre?¿Conocen algún caso en el que la intención de regular la relación de los dueños con su patrimonio a través de un protocolo familiar quede solo en eso, en una intención? En nuestra experiencia, cuando nos topamos con casos como estos, las razones tienen raíces muy semejantes. A continuación apunto algunas de las razones por las que el protocolo familiar no es puesto en practica por la familia propietaria:

 

Luego de invertir recursos y emociones en un largo y complejo proceso, logran firmar un documento que termina formando parte de su archivo histórico, pero no del día a día de sus vidas.

Pusieron un gran empeño en un proyecto de reglamentación, que no se adaptó ni a la cultura ni a los hábitos de quienes firmaron el pacto y se comprometieron, en su momento, para hacer de su proyecto empresarial la base de un futuro mejor.

Asumieron con excesiva rigidez los fundamentos incluidos en el protocolo familiar. Apartando la posibilidad de intervenir o replantear el escenario para reactivar el compromiso y darle vida a esa idea original.

Usaron formas de protocolos basados en las necesidades de otra familia. De esta forma se desconocen las necesidades y características de la familia propietaria.

 

Finalmente lo más importante, y en lo que coinciden casi todos los casos, es pensar que todas las soluciones están en el protocolo familiar. Y vamos a dejarlo claro: no se puede protocolizar el futuro. Es imposible que unos acuerdos prevean las miles de circunstancias por las que un sistema tan complejo como una familia empresaria estará enfrentando constantemente a lo largo de su evolución.

El verdadero secreto está en el consejo de familia. Sólo con la activación de un foro en el cual la familia pueda conversar sobre los temas que no se han previsto pero que ha basado su filosofía de trabajo en un sueño compartido, una visión y valores claros y unas reglas bases para funcionar, se podrá seguir adelante haciendo frente a los peligros que acechen más adelante al proyecto empresarial y su continuidad.

Extracto del articulo "Ya tenemos protocolo familiar...¿y ahora qué?" del libro “La empresa familiar: un mapa para la sostenibilidad”.


Te compartimos un avance de nuestro webinar “Protocolo familiar. Como se construye”

 
 
 

 

Guillermo Salazar es socio director de Exaudi Family Business Consulting®, experto en gobierno corporativo, planificación estratégica de la sucesión y patrimonios familiares. Ha asesorado a numerosas familias empresarias en sus protocolos, transición generacional, alineación de la visión de la familia y sus valores para la toma de decisiones y resolución de conflictos. Seguir leyendo

 
 
 

 

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